Como
dijo el médico y académico Gregorio Piérdola: “Salud es algo que todo el mundo
sabe lo que es, hasta el momento en que la pierde o intenta definirla”. Y es
que cuando pensamos en salud, lo único que se nos viene a la cabeza es
“ausencia de enfermedad”, olvidándonos de que la salud y la enfermedad son un
continuo, en cuyos extremos se sitúan la pérdida completa de la salud (la
muerte) y el nivel óptimo de salud, pero es en el estado intermedio en el que
nos encontramos habitualmente.
Tener
una buena salud es necesario para nuestro desarrollo físico y social como seres
humanos. Precisamente hoy queremos destacar la importancia que la salud mental
tiene para poder alcanzar nuestro propio bienestar y que, en muchas ocasiones,
no se le da la misma consideración que a la salud física.
Todos
conocemos unas pautas básicas que deberíamos seguir a la hora de mantener una
buena salud física –hacer ejercicio, llevar una dieta equilibrada, hacernos
revisiones médicas de vez en cuando, etc.–. Sin embargo, en general, no
conocemos pautas de actuación cuando se trata de mantener la salud mental,
sobre todo porque muchas veces nos cuesta identificar que estamos sufriendo
algún tipo de enfermedad mental o cómo actuar ante ella y por los estereotipos
y prejuicios que acompaña a esta parte de la salud.
Son
muchos los que asocian la enfermedad mental a comportamientos violentos e
impredecibles, lo que genera un rechazo inicial a todo el colectivo, sin
reparar en que, en el ámbito de la enfermedad mental, el abanico de perfiles es
inmenso y no se puede meter a todos en el mismo saco; ya no solo entre
individuos con patologías diferentes sino entre personas con la misma patología,
pues, como se suele decir, cada persona es un mundo.
Las noticias que leemos en la prensa o conocemos a través de la televisión tampoco ayudan en muchas ocasiones a romper con estas ideas preconcebidas. Según el Informe Quiral, los errores más comunes en que recaen los medios de comunicación son:
- Ofrecer titulares
alarmistas y sensacionalistas que buscan más llamar la atención del lector que
contextualizar la noticia. (Si queréis ver algunos ejemplos venid a nuestro Twitter)
- Asignar etiquetas
a personas con enfermedad mental, favoreciendo así la creación de estereotipos
y estigmas.
- Ilustrar las noticias y artículos con imágenes oscuras que transmiten lástima, aislamiento o infravalorándolas.
- Vincular el entorno de la salud mental con violencia y peligro.
- Generalizar casos concretos a todo el colectivo de salud mental.
- Caracterizar
a las personas por su diagnóstico de
salud mental.
Todos
estos estigmas tienen por resultado que las personas con enfermedad mental
tengan dificultades añadidas a la hora de integrarse social y laboralmente.
En menor medida, los medios de comunicación, el cine o la literatura también han diseminado estereotipos positivos hacia ciertas patologías, relacionando la genialidad de algunos personajes a un trastorno o enfermedad mental. Papeles como el de Dustin Hoffman en Rain Man o como el del Jim Parsons (Sheldon Cooper) en la serie The Big Bang Theory, nos pueden hacer pensar que TODAS las personas con TEA (Trastornos del Espectro Autista) son verdaderos genios, cosa que tampoco es cierta.
Todas estas ideas hacen que las enfermedades
mentales se perciban en la sociedad como un maremágnum en el que solo se
incluyen aquéllos que causan mayores y más graves alteraciones en la conducta
de las personas que las padecen. Sin embargo, si atendemos a los datos, en la
Encuesta Nacional de Salud (2017), llevada a cabo por el Ministerio de Sanidad,
la ansiedad y la depresión son los trastornos más comunes en la población
española.
Tras
el impacto de la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, se prevé que
la incidencia de estas patologías aumente. Y es que, aunque aún es pronto para
evaluar las consecuencias psicológicas que ha acarreado la COVID-19 –sobre
todo porque todavía no la hemos superado– lo cierto es que durante el
confinamiento que hemos vivido estos meses atrás, los expertos ya apuntaban que
se estaban dando muchas afecciones en el bienestar físico y psicológico de las
personas, debido fundamentalmente a dos aspectos: la pérdida de hábitos y
rutinas y el estrés psicosocial.
En
un estudio, llevado a cabo por varias universidades españolas, acerca de las
consecuencias psicológicas que ha supuesto esta situación se exponen la
cantidad de factores estresantes a los que nos hemos visto sometidos en lo que
llevamos de la pandemia: cierre de colegios; pérdidas
económicas para muchos trabajadores y empresarios; alteración de los
patrones del sueño; frustración y aburrimiento; miedo a infectarse —ellos y sus
seres queridos– con el virus; aumento en el consumo de alcohol y tabaco, entre otras.
Estas
situaciones han sido el caldo de cultivo perfecto para que muchas personas
hayan visto afectada su salud mental. Ninguno estamos libres de padecer algún
tipo de enfermedad mental en cualquier momento de nuestras vidas. Por ello, al
igual que cuidamos nuestra salud física, os proponemos algunas claves para
cuidar nuestra salud mental:
En conclusión, nos gustaría destacar varias ideas:
ü Mantener una buena salud mental es tan importante como mantener la salud física, sobre todo, porque en muchas ocasiones, son interdependientes y la una afecta a la otra. Aprende a cuidarte.
ü No temas acudir a un profesional cuando lo necesites. De la misma manera que cuando tienes una dolencia física acudes al médico, acude a un psicólogo o un psiquiatra cuando tengas algún problema que afecte a tu salud mental, porque ellos pueden ayudarte. Además, una detección precoz de cualquier problema de este tipo –al igual que ocurre con cualquier enfermedad física— va a ayudar mucho a que te recuperes más rápidamente. Dejarlo pasar contribuye en la mayoría de ocasiones a que tu problema se agrave.
ü No juzgues a las personas con algún problema de salud mental en base a una etiqueta. Preocúpate por conocer a la persona al margen de su enfermedad, dejando tus prejuicios de lado.
ü No generalices. No hay dos personas iguales, tengan o no algún tipo de enfermedad mental. Cada uno de nosotros somos únicos, y de la misma manera que es erróneo pensar que, por ejemplo, todos los que hemos nacido en Madrid somos de cierta forma, también estamos equivocándonos cuando pensamos que todos los que padecen alguna enfermedad mental son violentos o peligrosos o asociales, etc.
ü Recuerda que ningún ser humano está libre de padecer alguna enfermedad mental a lo largo de su vida. Por tanto, piensa en cómo te gustaría ser tratado si fuese así para no recaer en ciertas conductas indeseables, que lo único que consiguen es estigmatizar la vida de las personas que sufren alguna enfermedad mental.